sábado, 18 de septiembre de 2010

Érase una vez. ... crisis

El segundo verano de la crisis, ¿o era el tercero?, está acabando. No sé sabe muy bien el día exacto que la palabra "crisis" vino y desde entonces como fiel compañera no se ha alejado a pesar de los "brotes verdes" que debieron marchitarse con las incesantes lluvias del pasado invierno.

Un día despertamos y allí estaba ella, lo inundaba todo. Las portadas de los periódicos, las noticias en la televisión y la radio, los debates, los anuncios, las librerías, nuestras conversaciones y nuestras preocupaciones. También entre los hombres y mujeres que pasaban  a ser  una consecuencia más de la crisis.

Acostumbrados, o no, a ella no sabemos muy bien cómo pero hemos llegado a mantener una cierta relación cordial. Cuándo llegó aquel día, nos preguntábamos cuando se iría. Algunos decían que se marcharía para el 2010, ahora pensamos pobres ilusos. Mientras tanto nada parece mejorar. Todo parece haberse quedado en un pause permanente, hemos parado la pista y olvidamos darle de nuevo a play. Camino de cerrar un nuevo año, no se ven ápices de mejora e incluso si nos fijamos las noticias acerca de ésta ya empiezan a difuminarse con tantas otras y es que no hay cuerpo que aguante tanto,  y menos uno  que está en crisis.

Y mientras ocurre todo esto, procuramos no pensar en ella.  Aunque sea complicado comienza un nuevo curso escolar, la vuelta de las vacaciones, una huelga prevista para finales de mes, una nueva reforma laboral ... y el optimismo quedó entre los granos de la arena, en las conversaciones de chiringuito de los que pudieron disfrutar de unos días de relax, alejados de la tristeza de los pueblos, de las ciudades que tiempos atrás olían a consumismo, a ventas y compras inconscientes... tiempos que fueron mejores y que todavía tardarán en volver y como toda apunta serán mejores que los de ahora pero seguirán sin ser los de antes.

Santiago Niño, catedrático en Estructura Económica,  ya lo advierte en entrevistas a Onda Cero o en El País, "la crisis acaba de empezar" o "a medio plazo lo que hay que hacer es sobrevivir". Con titulares apocalípticos como estos dónde puede quedar la esperanza para los millones de parados, y para los que se sumarán en un futuro próximo. En su entrevista al diario generalista más vendido son los titulares los que se suceden uno tras otro, todos acompañado por un cáliz de negativismo, por la melancolía de aquellos días en los que se disfrutaba y en los que el  final del bolsillo nunca se alcanzaba. Asimismo, sirven para dar unas pistas de cuál era y es la situación real de España. Estos son algunos que sirven de muestra:
"La democracia sólo se puede dar en la abundancia" 
"Prácticamente todo el crecimiento se ha producido a base de deuda. No de salarios, ni de beneficios, España tiene los salarios más bajos de la UE por su baja productividad. Esto es lo realmente grave"
"Esta crisis es fruto de algo maravilloso, que fue el modelo que se puso en marcha tras la Segunda Guerra Mundial. Y que ha propiciado la protección social que tenemos"
"Hay una fecha crucial: 1991, Guerra del Golfo y derrumbe de la URSS. El modelo estaba caducado. Es cuando se producen las recesiones que aquí llegan tras las Olimpiadas y la Expo. Bien, entonces a alguien se le ocurrió –en EE UU, claro– que la única forma para seguir –no para cambiar, para seguir– era dar más crédito. Y el mundo entró en una orgía de crédito"
"A día de hoy, la tasa de paro en España es del 20%; en Holanda, 5%. La de paro juvenil aquí del 40%; en Austria, 10%. En España vamos a un mayor empobrecimiento"
Esto parece una madeja de lana que cae al suelo, comienza a deshilarse y  nadie se preocupa por cogerla para evitar que no sea más que un hilo sin forma. Alguien o algo ya se encargará de volver a formar ese círculo exacto de hilo.  


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