jueves, 9 de septiembre de 2010

El olvido obligado

Terremotos, huracanes, lluvias, guerras, atentados, violaciones de derechos, desapariciones... muchos de estos sucesos son recogidos por los medios, detrás de ellos se encuentran personas, vidas acabadas, otras, con más o menos fortuna, continúan... pero todas tienen un denominador común: nadie las tiene en cuenta.

En el metro, en el bus, en la calle, en el trabajo, en Internet... podemos encontrar  información, también  en un periódico que alguien nos regala, en un informativo de radio que escuchamos mientras caminamos...

Nuestra vida hacia delante mientras  comentamos que el último atentando en Afganistán ha terminado con ciento de vidas, que las lluvias de Pakistán han destruido no se sabe cuantas casas, siguen muriendo mujeres maltratadas... después  comentaremos la película que vimos anoche, el partido de fútbol... todo habrá pasado al olvido y no es por culpa exclusivamente de los medios de comunicación, es por la propia condición del ser humano. Olvidamos todo aquello que no nos afecta directamente. Lamentaremos y nos conmoverán las caras de miedo, de terror o desesperación que nos presentan en la primera página de un periódico o en las imágenes de la tragedia que nos sirven en la televisión , incluso maldeciremos estos tiempos en los que vivimos pero apagaremos el televisor o la radio, dejaremos abandonado ese periódico y ya nada se volverá a saber de ellos.

Al día siguiente, serán otros los muertos y otros los desgraciados, nuestro discurso habrá cambiado tan poco como lo que hacemos por ellos. Muchos dicen que son las pequeñas acciones las que pueden llegar a cambiar el rumbo de este mundo en el que vivimos, sin embargo, cada día estoy más segura de que no es más que un pensamiento idealista. Que este mundo camina lentamente hacia su propia destrucción, porque no siempre existen las segundas oportunidades.

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