martes, 9 de noviembre de 2010

Un pueblo sin pueblo

Hace décadas comenzaba una historia que no llega a su fin. Ciudadanos que buscaban ser libres, disponer de su pedacito de tierra, poder ser dueños de sus recursos y dejar de huir. El pueblo saharaui desde hace treinta y cinco años continúa luchando por su autodeterminación, primero como colonia española y ahora deshacerse de cualquier vinculación con Marruecos.

Nueva York y el 8 de noviembre, eran el lugar y la fecha para tratar de acercar posturas. El Polisario y el gobierno marroquí se han reunido para tratar de alcanzar una "solución". Sin embargo, los últimos acontecimientos no parecen más que trabas intencionadas para que de ninguna manera pueda existir ningún acuerdo o ni siquiera un posible acercamiento.

La muerte de un adolescente de catorce años, a finales del pasado mes, fue la mecha. En ese momento, el gobierno de Rabat optó por enterrar al niño  y  callar la boca de su familia, además de impedir a los periodistas informar. En resumen, lo que lleva años y años haciendo un país que pretende aparentar ser democrático.

Khaled Naciri, Portavoz del Gobierno de Marruecos, mantuvo un encuentro con El País. Palabras que intentan hacer de Marruecos "el salvador" y por ello asumieron la responsabilidad y se decidieron a "liberar a los secuestrados", es decir las familias de saharuis. "Nosotros acudimos a la mesa de negociadora de buena fe", es otra de las sorprendentes manifestaciones de este cargo. Un motivo de indignación para los que sí que quieren poner fin a esta situación.

El gobierno español, por su parte,  tiene miedo de parecer categórico en sus declaraciones y en ver perjudicadas sus relaciones con el país vecino. Antes o después, según se están desarrollando los hechos, habrá que tomar una posición, "la preocupación" y pedir "calma" -términos que ha empleado la ministra de Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez- no son suficientes. España debe estar junto al Sáhara y pedir que la Unión Europea en su conjunto defienda los derechos de estos ciudadanos. Nuestro país no puede seguir con esta política de medias tintas, una actitud cobarde. Los grandes son grandes porque se atreven. Observando los últimos acontecimientos y las palabras vacías que líderes mundiales pronuncian tendremos Sáhara sin Sáhara para rato.

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